lunes, 25 de octubre de 2010

Se acaba una campaña que ha desnudado nuestras propias miserias... (dos días antes)

Creo que cualquier analista político habría naufragado en estas elecciones municipales. La cantidad de episodios que se fueron sucediendo desde que arrancó la campaña, nos hizo ver un panorama que iba cambiando a medida que se iban moviendo las fichas en una u otra dirección. Para un comunicador como yo, el proceso ha resultado sorprendente. Para un amante de la democracia como yo, el proceso ha sido nauseabundo.

Luego de casi diez años y dos gobiernos, hemos visto con pena que no hemos podido desligarnos de la herencia montesinista que nos dejó ese oscuro personaje y su protector japonés. A fines del siglo pasado fuimos testigos de excepción de la asquerosa venta de las líneas editoriales de casi toda la prensa nacional por maletines llenos de dinero que, sin ningún escrúpulo, se entregaron a intereses mafiosos en contra de todos los peruanos. Esta vez, la cosa no ha sido muy diferente. Olvidando la responsabilidad que tienen por dar información veraz y objetiva, medios y principales periodistas, optaron por defender a su candidato de preferencia utilizando los métodos más siniestros. Tuvimos a un Jaime Bayly en una campaña diaria de demolición, primero de Kouri y luego, éste fuera de combate, impiadosa batería pesada contra la candidata de la derecha. En la vereda de enfrente, un alineamiento como nunca antes visto de los principales líderes de opinión de medios audiovisuales y grupos de prensa escrita. Se inventó, se mintió, se exageró, se asustó, se recurrió a todas las armas para intentar frenar el crecimiento vertiginoso de la candidata de la izquierda. En este contexto, se sacaron audios obtenidos ilegalmente en canales de televisión y estaciones de radio que, más allá de desnudar debilidades personales y prácticas non sanctas, fueron la expresión más clara del nivel al que habíamos llegado. Por eso ya no podía sorprender que esta última semana, al estilo de las campañas orquestadas por Montesinos contra Andrade, Toledo y cualquier otro candidato que por un momento pusiera en riesgo la pretendida perpetuidad del poder de Fujimori, se tejieran las historias más rebuscadas e inverosímiles producto de la desesperación al ver alejarse cada vez más a la sorprendente Susana. Y así como la mafia supo siempre que nuestro ciudadano promedio puede ser manipulado, esta vez la prensa que se ufana de su defensa de la democracia hizo lo mismo. Es decir, vimos con vergüenza –por lo menos yo sí me avergüenzo- de lo que podemos ser capaces cuando queremos tumbar a alguien que no piensa como nosotros. Vimos a todos estos paladines de la democracia que más bien parecían ser parte de uno de esos sistemas totalitarios que ellos mismos repudian.

También vale la pena comentar que por primera vez en el país, las redes sociales han sido determinantes en la elección. La posibilidad de opinar del ciudadano de a pie, -derecho que estoy ejerciendo yo mismo en estos momentos- y que todos podamos oir y cuestionar con el mismo poder de alcance, sin duda que es lo más destacable a nivel de comunicación. A pesar de esto, creo que lamentablemente, ante falta de filtro, contribuyeron en parte a la desinformación y la calumnia. En ese sentido, los medios de comunicación tradicionales son los que terminaron orientando e influenciando la opinión de quienes quisimos expresarnos en estos espacios.

Creo que el final es impredecible. Sospecho que será casi de foto. En cualquier caso, espero que Lima gane. Ambas candidatas son mejores de lo que nos han querido hacer creer. Una pena que hayamos tenido que someterlas a nuestras propias miserias.

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